Usar las vacaciones para reconectar con el deseo

19 June, 2025

Me cuesta disfrutar de mi tiempo libre. Siento que en vacaciones no me relajo, o no sé qué hacer con ese tiempo.”

Usar las vacaciones para reconectar con el deseo implica salir del modo automático y volver a preguntarte:

  • ¿Qué me gusta realmente?
  • ¿Qué me emociona o me inspira?
  • ¿Qué necesito más allá de lo urgente?

Para reencontrarte contigo mismo y con tus deseos:

 Bajar el ritmo

Desconectar del trabajo o de las exigencias diarias no es un lujo, sino una condición necesaria para escuchar tus verdaderos deseos. El deseo no grita, susurra. Hay que hacer silencio para oírlo.

Escucha lo que te mueve

Haz una lista libre:

  • Cosas que te hacen sentir vivo/a.
  • Lugares que te llaman.
  • Actividades que siempre postergas.

No pienses en “utilidad”. Piensa en placer, en curiosidad, en autenticidad.

Darle lugar a lo creativo o lúdico

El deseo se expresa a menudo en el juego, en la creación, en la exploración. Puede ser escribir, dibujar, bailar, caminar sin rumbo, armar algo con tus manos… lo que sea que despierte algo adentro.

Observa sin juicio

Quizás descubras que ya no deseas lo mismo que antes. Está bien. Cambiar también es una forma de ser fiel a uno mismo.

Pregúntate: “¿Qué quiero para mí?”

No para los otros. No lo que esperan de ti. ¿Qué deseo que me incluya, que me respete, que me entusiasme?

Mientras tanto, escribir

Escribir puede ayudarte a ordenar un poco lo que estás sintiendo. No tienes que hacerlo “bien”. Solo dejar salir lo que venga. Puedes empezar con algo como:

  • “Me siento…”
  • “Me cuesta…”
  • “Necesito…”

¿Seria positivo acudir a terapia para aprender a disfrutar de mis vacaciones?

Sí, absolutamente. Acudir a terapia puede ser muy positivo si sentís que no estás pudiendo disfrutar de tus vacaciones o si quieres aprender a hacerlo más plenamente. No hay que “tocar fondo” para ir a terapia; también se va para vivir mejor, más conectado con uno mismo.

¿Por qué podría ayudarte la terapia en este caso?

1.Explorar por qué te cuesta disfrutar.
A veces cargamos con culpas, exigencias o automatismos que nos desconectan del placer y del descanso. La terapia puede ayudarte a detectar esas voces internas que te sabotean.

2.Reconectar con el deseo y el placer.
Como decía antes: reconectar con el deseo. Un espacio terapéutico puede ayudarte a identificar qué te gusta, qué te hace bien, qué te emociona… y cómo darte permiso para vivirlo.

3.Aprender a soltar el control.
Muchas personas no logran descansar porque sienten que siempre deberían estar “produciendo” o “aprovechando el tiempo”. En terapia puedes trabajar eso.

4.Hacer espacio para ti.
A veces nos cuesta disfrutar porque nunca aprendimos a priorizarnos sin sentir culpa. Terapia es también practicar eso: ponerte en el centro de tu vida, aunque sea un rato por semana.

¡¡Felices vacaciones!!